En los tiempos actuales, los
negocios agroalimentarios se enfrentan a un escenario caracterizado por
la constante variación del sistema de agronegocios mundial. Según el
Programa Mundial de Alimentos (WFP), la crisis financiera mundial ha
generado un escenario donde la volatilidad en los precios de los víveres
afecta directamente la estabilidad de los mercados y, por consiguiente,
al entorno social en países como el nuestro, considerados como líderes
en producción de alimentos.
De acuerdo con estudios recientes del
Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el
desarrollo de los negocios asociados con la agricultura, en particular
aquellos de pequeña y mediana escala, podrían contribuir a forjar una
sociedad más equitativa en base al equilibrio social, al crecimiento
económico y a la sostenibilidad de la biodiversidad. Aquí, el reto es
organizar agronegocios competitivos acorde a los tiempos que vivimos.
Es válido recordar, de acuerdo con la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), que un agronegocio es un sistema comercial que
integran diferentes actividades de producción, transformación y
distribución de alimentos. Este concepto, que se viene asociando con el
de agricultura empresarial, es en realidad un sistema complejo y de
alcance múltiple, generador de empleo e ingresos.
El IICA señala que las tendencias
agroalimentarias se vienen desarrollando en un escenario caracterizado
por tres hechos importantes que requieren un minucioso análisis.
Primero, el estilo de vida actual que demanda alimentos procesados,
comida pre-cocida y sabores frescos. Segundo, consumidores mejor
informados y preocupados en el cuidado de su salud. Y finalmente,
alimentos saludables, producidos con altos estándares de calidad e
inocuidad. Innovar es el secreto del éxito.
En este escenario tres corrientes
comerciales que se vienen desarrollando, en mayor o menor grado, a nivel
global. Primero, los alimentos “funcionales” como los cítricos,
aquellos que ofrecen algún beneficio en la mejora física o mental del
consumidor. Hoy, ya no es ajeno a la mayor parte de personas términos
como antioxidante, energético o prebiótico. Estas preferencias han
ocasionado un incremento en el consumo de frutas y hortalizas, frescas y
procesadas.
Un segundo grupo incluye a los productos
“orgánicos” como el café y el cacao. Estos productos están asociados
con consumidores “esporádicos” y nichos de mercado especiales, niños y
adultos mayores. En último lugar, se deben mencionar los productos
denominados “étnicos” como los granos andinos, relativamente nuevos pero
de gran demanda y una ocasión para certificar el comercio justo.
Atentos a estas oportunidades.
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23 Jul . 2014
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